La piel grasa es un tipo en el que las glándulas sebáceas están muy activas, por lo que la piel brilla y se inflama con más frecuencia. Es una característica innata, lo que significa que no se puede cambiar.

¿Es malo tener la piel grasa?
No. A menudo, las personas con piel grasa piensan que les ha tocado una mala papeleta, pero no es cierto. Sí, es más probable que sufran erupciones cutáneas y poros obstruidos en su juventud, pero también es más probable que desarrollen arrugas más adelante. Además, a las personas con este tipo de piel les resulta mucho más fácil mantener unos niveles normales de hidratación cutánea.

Cómo cuidar la piel grasa
Lo más importante es no llevar a la deshidratación. En esta condición, las glándulas sebáceas comienzan a trabajar más activamente, y la piel se vuelve sensible. Para ello, no sólo hay que hidratar la piel desde dentro (con una ingesta suficiente de agua) y desde fuera (con cuidado), sino también cuidar la capa superficial de lípidos, que encierra el agua en su interior y no deja que se evapore. Así podrás controlar la grasa.

Qué no hacer si tienes la piel grasa
Básicamente, esto es algo que todo el mundo debería evitar:

Intenta no tocarte la cara con las manos innecesariamente, sobre todo las manos sucias.
No te olvides de la protección solar.
No elijas cosméticos basándote en las reseñas de amigos o blogueros. Algunos productos funcionan muy bien, pero a ti no te servirán, como el limpiador bifásico en aceite.
Cuándo acudir al dermatólogo si tienes la piel grasa
La piel grasa en sí no es un problema, es una condición normal. Pero si te preocupan los brillos excesivos o las erupciones, acude a un dermatovenerólogo que pueda aconsejarte sobre cómo corregir la afección.