Por qué no hacemos caso de este consejo
La mayoría de la gente hace las tareas de los demás en lugar de las suyas propias.

Creo que en parte tiene que ver con la forma en que nos educa la sociedad. En la escuela nos dan tareas y nos dicen cuándo tenemos que hacer los exámenes. En el trabajo, nuestro jefe fija un plazo para cada tarea y espera de nosotros resultados concretos. En casa, nos ocupamos de la vida cotidiana e intentamos cuidar de nuestros hijos y nuestra pareja. Unos años viviendo así y nos acostumbramos a responder a las expectativas, instrucciones y necesidades de otra persona en lugar de a las nuestras.

No es de extrañar que nada más levantarnos abramos el correo electrónico, consultemos el teléfono y busquemos qué recados nos depara hoy la vida.

Creo que esto es un error. Las tareas que nos asignan quienes nos rodean pueden ser urgentes, pero esa urgencia rara vez significa importancia. Las cosas verdaderamente importantes hacen avanzar nuestras esperanzas, sueños, creaciones y negocios.

¿Significa eso que debemos ignorar las tareas que nos asignan los miembros de nuestra familia, los líderes o la sociedad? Por supuesto que no. Sin embargo, debemos aprender a dedicar tiempo a nuestros propios planes, no a los de otros.

Por qué funciona el mejor consejo sobre productividad
A menudo pensamos que la productividad consiste en hacer más y más tareas cada día. Esto no es cierto. La productividad consiste en hacer las cosas importantes con constancia. No importa en qué estés trabajando, las cosas verdaderamente valiosas se pueden contar con los dedos de la mano.

Lo que nos hace productivos es nuestra capacidad para mantener una velocidad media constante en varias direcciones, en lugar de una velocidad máxima en todas las direcciones a la vez.

Por eso este consejo de productividad es realmente eficaz. Si cada día te centras ante todo en tu tarea principal, siempre estarás avanzando hacia el progreso que es importante para ti personalmente. No sé tú, pero para mí es un punto válido. A menudo tengo días en los que paso mucho tiempo tachando la cuarta, quinta o sexta cosa de mi lista, pero nunca llego a lo más importante.

No es necesario llegar a la tarea importante a primera hora de la mañana. Aunque, en mi opinión, este enfoque tiene sus ventajas adicionales.

En primer lugar, nuestra fuerza de voluntad suele ser mucho mayor al principio del día. En ese momento estamos llenos de energía y somos capaces de lanzar todos los recursos para cumplir lo que hemos planeado.

En segundo lugar, mi experiencia me dice que cuanto más se acercan las manecillas del reloj a la noche, más probable es que aparezca una tarea inesperada en mi agenda. Lo que significa que disminuye la probabilidad de que pase el día según lo previsto. Hacer la tarea más importante a primera hora de la mañana ayuda a evitarlo.

En tercer lugar, nuestro cerebro odia los proyectos inacabados. Provocan tensión interna y estrés. Cuando empezamos algo, queremos terminarlo. Y cuanto antes se empiece, más realista será la perspectiva de llegar hasta el final.